Santo Domingo, República Dominicana. 13-Julio-2013
Una vez más me indigna la manera en que algunos se mofan de mi escasa inteligencia, y lo hacen en mi propio rostro, con la frescura de la más saludable lechuga. ¡Que barbaridad, Dios mío! ¿Hasta cuándo? ¿Por qué será que este individuo se empeña en pintarme pajaritos en el aire? Vaya usted a saber. Don usted, entiéndame! Lo que el sistema me negó y me robó ya está robado y está negado. Son 43 años de edad los que tengo.
Note usted la crueldad con que un negrero cazaba al negro. Invadía su tierra en la que vivía en paz, lo traía a la de él (a la tierra del negrero) y lo convertía en esclavo, luego lo despreciaba y lo vituperaba y lo asqueroseaba por ser esclavo. Algo similar pasa aquí. La universidad del pobre atrapa a un esclavo a los 20 años y a los 40 todavía no lo ha soltado. Sistemáticamente lo retiene y luego sus mismos profesores se mofan de estos esclavos con el término despectivo: "Dinosaurio". Así le llama el sistema al esclavo de hoy; lo retiene con veintemil obstaculos y triquiñuelas al tiempo que le pinta pajaritos en el aire de que la educación es la vía de progreso para el pobre.
¿No es esto canibalismo? Los Indios Caribes, una de las tres sangres que posiblemente corran por mis venas, eran caníbales; pero eran más decentes que los hipócritas caníbales modernos que comen la carne de los hombres y se beben su sangre. Pero poderoso y justo es mi Dios, Jehová, quien les dará el pago por sus obras.
