S.D. Rep. Don. 16 de junio de 2020
Escuchando una melodía relajante, hice un hallazgo. Vi mi alma. Y me sentí bien. No siento que mi alma ha envejecido. Lo que siento es algo así como el alma de aquel niño que siempre he conocido con un cuerpo viejo. Me visualicé de niño como alguien que los años transformarían; pero soy exactamente aquel niño, y eso me da gusto. Cristo me ha desintoxicado del veneno del mundo. Mi alma está entera en un cuerpo demolido. Bendito sea Jehová para siempre!
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