La identidad de un pueblo es como la cabellera. Mi cabellera de hace un año ya no es mi cabellera. Y otra cabellera tomará el lugar de mi actual cabellera.
Cuando comencé a observar a mi pueblo, por allá por los 1984, el niño, el joven, el adulto, y el anciano tenían características que los identificaban como dominicanos.
De esa generación, quedamos pocos. Por esta razón, ya las cosas que eran nuestras y nos hacían aquel pueblo no son las que prevalecen hoy. En fin, la identidad del pueblo de la República Dominicana ha cambiado. Todo cambia. Solo que uno espera utópicamente que la mentalidad al cambiar, cambie para bien.