Santo Domingo, República Dominicana. 13 de Agosto de 2016
Cuando la iglesia está en baja hay dos pensamientos en batalla. El pensamiento del adaptado y el pensamiento del reformista. Cuando la iglesia está en baja, los reformistas son resistidos por los adaptados porque estos últimos ni siquiera de manera indirecta quieren sufrir los ataques dirigidos a quienes se paran con firmeza a impulsar la imprescindible reforma del cristianismo. Ellos entienden que estos cambios vendrán porque el Espíritu Santo descenderá y hará que todos piensen como un solo hombre y en perfecta armonía con Dios. Aunque Dios puede hacer eso, no lo hará porque Él quiere que sea una decisión tomada por la iglesia, porque así ha sido siempre. Si no me creen, pregúntele a Josías, a Nehemías, y a todos los reformadores.
Así ha sido siempre; un reformador se levanta, es apabullado, es silenciado, muere y la iglesia sigue igual. Así, uno y otro, y otro, hasta que la iglesia decide oír la voz de Dios, entonces se da la reforma. Pero luego vuelve a corromperse. Hasta que Cristo vuelva durarán estas oscilaciones de altas (reformas) y bajas (decadencias).
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