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martes, 13 de septiembre de 2016

INDIGNACIÓN DE UN NEGRO

Santo Domingo, República Dominicana. 13 de Septiembre de 2016

¿Quién eres tú? --- Yo soy un africano muy lejos de su tierra.--- ¿Cómo? Yo pensaba que tú eras dominicano.--- No, compadre. A mis ancestros los trajeron involuntariamente a estas tierras para ser vendidos como esclavos. Los trajeron en barcos en peores condiciones con las que se transporta un furgón de cocos de continente a continente. Apiñados como en una carreta llena de mangos ellos fueron traídos, y así como el mango podrido se desecha, así eran desechados quienes no lograban llegar vivos. Posiblemente yo sea el único negro en toda esta mitad de la isla que procura que se revierta esta maldita injusticia sistemática.--- Ok, pero seguramente ya han pasado muchas generaciones después de la traída de tus ancestros. Tú debes sentir algún sentimiento de pertenencia por esta tierra.--- ¿Cuál sentimiento de pertenencia? Un venezolano, o un cubano, o un colombiano, o un borinqueño que tenga tres meses en el país descubre que a él le pertenece más que a mí este país.--- Bueno, en realidad no sé que decir.--- Eso que acabas de decir: "no sé que decir" es lo más cercano a lo justo que he recibido como feedback a mi protesta persistente. Porque lo que oigo es "¡Deja ya de hacerte la víctima!" ¡Hijo del diablo escúchate!

¿Por qué no quieres admitir que tu crimen del pasado te puso en condicione ventajosa contra mí? ¡ Y tú hablas de igualdad de condición! ¡Pero está bien, olvidemos el pasado! ¿No es eso lo que me pides? ¿Pero cómo podré olvidar el pasado si con tu maldita injusticia sistemática lo mantienes vivo en mi alma?

No seguiré sangrando. No quiero pecar contra Dios.

Si esta maldita injusticia se acaba en esta media isla, me gustaría estar vivo para verlo, y disfrutar aunque sea un chin del beneficio de la igualdad.


¡Que hambre de igualdad y justicia tengo Jehová!

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