Santo Domingo, R.D. 1 de Marzo de 2017
En mi conversación secreta con Dios pensé emplazarlo y reclamar diciendo,
Padre mío, no te enojes conmigo por lo que quiero decirte; pero los primeros cristianos recibieron de lo bueno y a nosotros no nos has dado de lo bueno.
Si embargo, no organicé completamente el concepto en mi cabeza cuando comprendí que antes de hacerle esta reclamación, la iglesia debe estar cumpliendo con su parte, entonces, y solo entonces indagar cuál sea la razón (la cual sería aceptada no importa cual sea) por la cual yo no puedo decirle a un cadáver putrefacto de cuatro días: levántate en el nombre de Jesús, y verlo incorporarse y regenerarse nuevamente saludable como jamás estuvo.
Convencido estoy, tu poder no puede menguar, tampoco aumentar. Lo infinito no puede ser más infinito.
Hay una palabra tuya la cual los acomodados ignoran voluntariamente:
Mayores obras que estas que yo he hecho, ustedes harán!
Los acomodados ya me estigmatizaron y me llaman buscador de señales. Sí, porque es más cómodo irse por la tangente, que admitir lo raquítica que está "la iglesia de Jesucristo".
¡Wow! Ese título le queda tan grande a lo que es la iglesia de hoy.
No es una cuestión de buscar señales, es una cuestión de que hay una profecía bloqueada por una iglesia raquítica. ¿He de quedarme indiferente?
Ya está escrito; el temor a Dios que muchos dicen tener no es más que una costumbre de decir que temen a Dios.
¿Es que no hay más hijos de Dios en la tierra que comprendan que esto tiene mal olor?
Por ahora me despido con estas Santas Palabras:
¡No os engañéis! Si no os arrepentís, todos perecerán igualmente.
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