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jueves, 30 de octubre de 2014

EL satanás, ESTOY SORPRENDIDO DE QUE DIOS TE HAYA DEJADO DESTRUIRME TANTO!

Santo Domingo, República Dominicana. 30 de Octubre del 2014

De niño soñé con tener un hogar, hogar en el real sentido de la palabra. Tal vez por esa carencia, ese era uno de mis sueños. Tal vez por esa carencia, siempre le he dado tanto valor a la familia. Tal vez quienes no tienen esta carencia de niños, al ser adultos, asquerosean esta institución divina. Pero satanás, no solamente arruinó mi experiencia de familia como hijo, sino que también lo ha hecho en la etapa en que yo decía: Tendré lo que no he tenido cuando yo esté a cargo.

Pero sin razón que lo justifique, el diablo arruinó mi segunda etapa también. He dejado la piel cubriendo las carencias, y he entregado el rastrojo de vida, el arapo de ser vivo que ha quedado a mis dos tesoros. Hijos míos, no les he dado más de lo que tengo, sino que les he dado todo lo que soy dentro de los límites divinos. Dios es mi testigo.

Ya no para un adulto, porque quién creció bajo el shelter de Dios solamente, o de alguien más, puede hasta asesinando gente, vivir, o morir en el acto. Pero un niño... las palabras más duras que los oídos de un niño pueden oír son que les griten:
¡Hey tú! ¡Sin familia!

Pero yo ya no soy un niño. ¿Qué digo un niño? Yo soy un hombre. ¿Qué digo un hombre? Yo ya soy un viejo. Iba a rogar a Dios que mis hijos jamás lleguen a oír tales palabras, pero reflexioné y me dije: eso no depende de Dios sino de ti. Y es así, mientras yo viva y no sea un incapacitado.

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