Santo Domingo, Rep. Dom. 7 de Agosto de 2017
Un ser humilde de corazón y otro sin autoestima son parecidos si los miras sin detenimiento, pero la verdad es que son dos seres muy distintos.
Un ser humilde de corazón sabe que Jehová es su creador y que la obra de Dios (él o ella) tiene un valor incalculable por el solo hecho de ser el producto del trabajo de Dios.
Un ser sin autoestima ha sido convencido por satanás de que el excremento de perro sería más útil que él o ella.
¡No me digas que me falta humildad porque he decidido no permitirte barrer el suelo con mi cuerpo! Eres igualito de manipulador que tu padre el diablo.
Pongo a Cristo como el modelo por excelencia:
"...no estimó el ser igual a Dios como cosa a que aferrarse...(Filipenses 2:6)
La elocuencia de la cita anterior es insuperable. Pero a veces se dan situaciones en las que solamente Dios, quien conoce lo más profundo de nuestros pensamientos, podrá distinguir un corazón envanecido de otro que tiene una cabal y justa valoración de sí mismo. Dios distingue entre un alma humilde de corazón y otra que a Él lo ofende creyendo al diablo que Dios hace porquerías.
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