Santo Domingo, República Dominicana
Talvez no sea esta generación mía, talvez sí; nadie más que Dios lo puede saber.
El rompimiento del ídolo económico para abrir la compuerta de la gloria de Dios es algo que anhelo ver. El ídolo económico obstruye la compuerta de la gloria de Dios.
Tengo 51 años. Mi generación comenzó con poder; pero la generación que lideraba a la mía la desvió a postrarse ante el dios dinero. Ahora mi generación lidera, pero mi generación me vomitó, y yo soy líder de nadie.
Para mí, para Dios, para todo cristiano verdadero, el dinero no es un fin, el dinero es un medio para un fin. ¡Sorpresa! Y no es el único medio ya que este fin se puede alcanzar sin ese medio (el dinero). Se lo estoy diciendo yo mismo que no tengo ni uno, pero firme en Cristo.
No y no, nadie entra bajo sus propios términos al reino de Dios.
Mi generación ha fracasado en la conquista de la gloria de Dios. A ellos los veo; pero cuando veo a quienes mi generación pasará la antorcha apagada, no puedo evitar deprimirme.
Pero me fortalezco en fe diciéndome a mí mismo que la palabra de Jehová Dios Todopoderoso tendrá cumplimiento aunque sea en el año setenta mil de la era cristiana.
Dios le dirá a mi generación: <<No te volviste una iglesia monolítica como Yo lo ordené, haciendo cero esfuerzo para lograrlo. No te pareció anormal que los apóstoles fueran investidos de mi poder real, no caricatura de poder, y que ustedes no portaran ese mismo poder. No me preguntaste si esa situación era normal en Cristo así como estaba, o si no era normal así sin poder real.>>
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