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viernes, 5 de diciembre de 2014

EL FUROR DE LA FORNICACIÓN

Santo Domingo, República Dominicana 05 de Diciembre del 2014

Esta metáfora siempre me ha confundido porque por más que intento imaginar como sería idolatrar con furor, no logro pensar como sería eso realmente. Nunca idolatré. Desde que tengo uso de razón fui enseñado a ver con animadversión el reconocer la calidad de Dios a cualquier otro que no sea Jehová, el único Dios vivo. Esta ausencia de experiencia en idolatrar me hace difícil tener una idea de lo que sea idolatrar por no tener experiencia personal con eso. Y mucho menos puedo hacer imaginación precisa de lo que sería idolatrar con furor. Si usted me dice, no figurativamente, sino literalmente lo siguiente: el furor de la lascivia de cierto hombre o cierta mujer es..., entonces yo tendría una idea acabada de lo que usted dice. Simplemente porque yo mismo he sentido lascivia.

Ahora bien, llevando esta sensación única, y bien conocida por todos, como lo es la lascivia, al plano de la idolatría, y al no ser esta una lascivia normal, sino con furor, la que enloquece, me hace imaginar a un idólatra capaz de asesinar por su idolatría a quien se atraviese en su camino, porque esta sensación lo enloquece y roba la voluntad de manera absoluta. ¡Créame! Estoy escribiendo lo que mejor podría definir el idolatrar con furor. Sin embargo no siento haber captado de manera satisfactoria, por lo menos para mí, lo que sea idolatrar con furor.

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