¿ESTÁ EL MUNDO MEJOR O PEOR?

Santo Domingo, República Dominicana. 18 de Junio 2014

La Bióloga Marina Ligia Collado era entrevistada por Andrés Oppenheimer, pero no pude captar todo el asunto que trataron porque ya el programa estaba finalizando cuando encendí el televisor. Tristemente escuché más a otra persona que a la  Bióloga Ligia Collado. Esa otra persona afirmaba que el mundo está hoy en día mejor que antes, y que vamos a una era de abundancia. Este hablaba y decía que el desarrollo de la humanidad, de mano con la tecnología es exponencial.

¡No se sorprenda nadie! Ese señor nunca pisó el lodo y jamás lo pisará. Por esta razón, así como la antigua sociedad patriarcal cuando censaba no contaba ni a las mujeres ni a los niños, y así como en la antigua Roma solamente eran seres humanos los patricios, este tipo de personas, en sus análisis humanísticos y sociales solamente toman en cuenta a los seres humanos. Pero el problema radica en el concepto de ser humano que este tipo de personas tiene; porque ni yo, ni todos los yo somos humanos para él. Por esto no somos considerados ni tomados en cuenta en el análisis que él y este tipo de personas hacen.

Sobre este asunto, la Bióloga Marina Ligia Collado martilló en el mismo centro, la cabeza del clavo, incrustándose hasta el fondo cuando dijo que su temor era que la tecnología no fuera la solución, no por la tecnología en sí misma, sino porque el hombre no supiera aplicarla para un integral desarrollo de la humanidad.

Porque los gurus hablan de conquistas humanas, cuando solamente tres personas privilegiadas la disfrutan, y aunque este avance tecnológico hiera la tierra irreversiblemente.

Pero la científica alberga esperanza de que el hombre aprenda a utilizar la tecnología, porque es científica; pero yo que soy cristiano sé que el hombre no lo logrará, sino que irá directamente al hoyo, hacia donde su naturaleza lo arrastra porque así está escrito, de continuo al mal.

Y cuando hablo del hombre, me refiero a las tres o cuatro personas que gobiernan el planeta y su destino.

¿Dices que soy un pesimista y un fatalista? ¿Qué importancia tiene la opinión que se tenga de mí que soy un perro muerto? Lo que pica es que este perro muerto dice una verdad que lacera y deja roncha.