Santo Domingo, República Dominicana. 09 de Junio del 2014
"Traigo en mi cuerpo las marcas del Señor". Así dijo Pablo en la carta enviada a los Gálatas. (Gálatas 6:17). Lo más seguro es que estuviera haciendo referencia a las cicatrices físicas, pero las marcas de Cristo no fueron solamente físicas. El Maestro dijo que ninguno de nosotros era mayor que Él, y que cual el maestro, padecerían los verdaderos discípulos. El Dios de todo el universo fue humillado en sumo grado y a mi me ha tocado esa marca de Cristo, manteniendo mi distancia, por supuesto.
Si una persona soberbia promete a un niño que lo derrotará vergonzosamente frente a todos jugando ajedrez y resulta que el niño es quien lo humilla, este soberbio se ganó su humillación, pero las humillaciones que cuentan como marca de Cristo para nosotros, son aquellas que nos proporcionan injustamente por la causa del Señor.
Así que si desayunas, comes, y cenas humillación, y sabes que no es consecuencia de tu soberbia, dile a tu conciencia que llevas una de las marcas del Señor en tu vida. No existe la mala suerte ni la chepa. Existe el bien y el mal y sus consecuencias.
Sufrir con Él, para reinar con Él.
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