LA MODA Y LA CONDUCTA DE MODA

Santo Domingo, República Dominicana. 24 de Marzo de 2014

Una vez me regalaron unas botas marca Timberland. Las dejé de usar después de tres años de uso, me parece. Estaban en perfectas condiciones, y aun así ya estaba aburrido de usarlas. 

En un tiempo en el que hicimos unas reparaciones en mi casa, trabajando con cemento, arena, y blocks (construcción), las usé y logré mi objetivo, las arruiné y este fue el pretexto para no usarlas más. Estoy hablando de unos seis años atrás y no dudo que todavía estaría usándolas si no las hubiese arruinado. Lo que estoy diciendo es que tendría casí diez años usándo las mismas botas. Pero hoy que soy un poco menos vanidoso me parece que hice mal. ¿Hasta que punto influye el medio ambiente en nuestra tama de decisiones? Indiscutiblemente que mucho.

No quiero que me malinterpreten. No estoy en contra del buen vestir. Y digo más: se que soy menos vanidoso ahora, y si pudiera vestirme diariamente como un rey lo haría. Hago esta reflexión porque si bien es cierto que es una bendición cambiar de atuendo y estar siempre nuevo, es más cierto que el cambio de pareja no. Las Santas Escrituras dicen:

"Se satisfecho con las caricias de tu amada, y recréate siempre en su amor" (Proverbios 5:19).

 Muchos con autoridad para hablar y con prestigio, promueven el hedonismo y en nombre de la búsqueda de la felicidad han revuelto en un caos espiritual a la sociedad del mundo. Hombre, tu debes hacer un proyecto de vida con tu pareja e incluir dentro de tus planes, el envejecer con tu mujer. Los seres humanos envejecen, pero sus gustos no, esa es una realidad innegable. Pero si tú decides vivir para darte gustos de espalda a Dios, ese es tu problema. Esa es la filosofía de un gustazo un trancazo.

Pero es triste el hecho de que muchos pierden el interés en sus parejas como se pierde el interés por una prenda de vestir, que aunque está perfectamente bien, el tiempo les pide que busquen una nueva. Te oigo decir que esa joven te hace sentir vivo otra vez, te oigo decir que ese joven te hace sentir joven otra vez. Pero eres digno y digna de lástima, porque más muerto y muerta de lo que estás no se llega a estar.