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miércoles, 21 de noviembre de 2012

LA MANSEDUMBRE

Santo Domingo, República Dominicana. 21-Noviembre-2012

No tengo mansedumbre. No digo esto como quien se jacta de un anti-valor, más bien como quien lo confiesa para de Dios alcanzar misericordia. ¡Pero sea Dios quien evalúe mi esfuerzo de ser manso! En Números 12:3 y en Números 20:8-13 se habla de Moisés y su mansedumbre. De estos pasajes se desprenden , a mi juicio, varias enseñanzas. Por ejemplo lo relacionado a la mansedumbre que debe cultivar el cristiano, entre otras enseñanzas 

Cuando los predicadores hablan de mansedumbre, se enfocan exclusivamente en que este es un fruto del Espíritu y que quien no lo exhibe su salvación peligra. Por lo menos, esto es lo que yo interpreto cuando los escucho predicar. No niego que la mansedumbre sea un fruto de Espíritu Santo, pero me permitiré profundizar un poco más en este terreno. Moisés, el más manso, cometió rebelión y le costó el no poder entrar a Canaan.

A manera de información parentética, la mansedumbre es definida por Espasa 2000 como la calidad de ser manso, y define la palabra manso, como la persona de condición benigna y suave, o el animal que no es bravo. Yo diría entonces que el manso es insensible a las provocaciones. Entonces, la insensibilidad a las provocaciones es un fruto del Espíritu Santo. Y los frutos del Espíritu son portados de dos maneras:
  1. DE MANERA NATURAL
  2. DE MANERA ARTIFICIAL
Se portan de manera natural cuando el Espíritu Santo te hace llevarlos sin ningún esfuerzo de tu parte. Es cuando decimos que es un genuino fruto del Espíritu, no un fruto de la persona. También son portados de manera artificial. Esto es así cuando debes esforzarte para llevar este fruto. ¡Atención! Aún en este caso, sin la ayuda del Espíritu Santo no se podría llevar el fruto porque la autosuficiencia hace caer al siervo de Dios.

En mi experiencia personal la mayoría de los frutos los porto de manera artificial. (amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre, templanza. Gálatas 5:22).

También hay personas que nacen con la aptitud para desarrollar con más facilidad ciertos frutos, es decir, nacer con aptitud para exhibir naturalmente ciertas actitudes.

Y es aquí donde se equivocan quienes quieren deleitarse al ver a un creyente con todos los frutos del Espíritu, es decir, exhibiendo la excelencia de la conducta cristiana, porque Dios no juzga según la apariencia. ¿Cuál apariencia? Bueno, aquel con la aptitud natural para exhibir mansedumbre, en apariencia lucirá mejor que aquel sin esta aptitud natural para lucirla. Porque aquel con la inclinación natural a serlo, lo será sin esfuerzo, pero aquel sin la inclinación natural a  serlo, cada vez que muestre mansedumbre, lo hará con esfuerzo, y eso tiene mucho valor para Dios.

Tú me dirás: El Espíritu te transforma.---Pero no transforma todas las áreas, para que tengas que trabajar algunas. Y hoy, no conozco a quien me pueda decir, llegué, alcancé la perfección, aún teniendo el Espíritu Santo.

El Gran Maestro aconsejó diciendo: Si tu ojo derecho te es ocasión de caer, sácalo de ti. Él no dijo: ¡Somete ese miembro que te hace caer! A quienes nos falta la mansedumbre, si somos temerosos de Dios, vivimos huyendo de todo lo que  nos puede hacer revelar la carencia de ese fruto. Todos tenemos áreas débiles. Nadie ha hecho morir al viejo hombre por completo. Dios es quien medirá el grado de esfuerzo, con éxito o sin éxito, que hagamos para fortalecer esas áreas débiles, y Él es quien juzgará. Él es quien medirá, y Él es quien juzgará porque Él no puede ser burlado. 

Yo había dicho que de estos pasajes se desprenden varias enseñanzas, y otra de ellas es que en la medida en que puedas ver del poder de Dios, en el mismo grado viene la prueba de tu fe. Esta enseñanza la ha dado Jesús diciendo: "Dichosos los que creen sin ver. "

Cada vez que Dios apretaba, el pueblo fallaba o reprobaba la prueba. El desierto sería donde Dios probaría a quienes vieron un mar abrirse. Las pruebas de fe que recibieron estos, nunca serían en el mismo grado que las mías que soy un hombre que no he visto tales maravillas. 

Jesús en su sabiduría sabe que es mejor NO mostrar las maravillas, las cuales obligarán al Señor a probar la fe con rigor, quedando menos posibilidades de que sean las pruebas superadas. Quiero analizar las razones por las cuales Moisés le hizo la rabieta a Jehová en Meriba.

Moisés tenía la presión de un pueblo no creyente y sin fe sobre él. El siempre quiso resolver los problemas que Jehová les creaba para probarlos. Esta presión que tuvo Moisés, la tienen algunos líderes de hoy, que hasta se han rebajado al grado de crear milagros falsos. Esto, al igual que Moisés erran porque en vez de No crear la expectativa de cero sufrimiento, debieran hablar la verdad diciendo:
"A la vida se llega por una puerta estrecha y caminando una senda angosta"
Y el que quiera entrar por ella que entre. Y el que no quiera entrar que no entre. Para mí, esta es una lección aprendida de la experiencia de Moisés. Porque esa presión que llevó a Moisés a pleitear con Dios, si yo me veo a cargo, yo no la tendría, sino que por el contrario, pondría a todos claros diciendo como dijo Josué, ayudante de Moisé, cuando dijo:
"Mi casa y yo serviremos a Jehová. Yo no sé ustedes."
Este no dejó que la presión del pueblo le afectara como afectó a Moisés, induciéndolo a rebelarse contra Dios, reprochándole que no debió sacarlos de Egipto para matarlos en el desierto. ¡El que tenga oído para oír oiga! Quien acepte a Jesús de verdad, será introducido en el desierto. No tengan temor de perder la vida para salvar el alma, porque puedes perder el alma en el afán de salvar esta frágil y efímera vida. 

¡Atención! Dios le dice a Moisés: " Hablad a la peña..." Pero Moisés la golpeó dos veces. Cuando estoy viendo las noticias y mi hijo me habla, a veces le digo, "Sí" a cosas que si estuviera atento le diría que no. Cuando se trata de Dios, debemos prestar mucha atención.

 
 
 

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