Santo Domingo, República Dominicana. 11-Septiembre-2012
La unión en el Espíritu es algo real. El cuerpo
de Cristo es uno en el Espíritu. Se da el siguiente fenómeno: Un predicador da
un mensaje o sermón en la iglesia, luego al llegar a su casa escucha por la
radio a otro predicador, predicando lo mismo. Al otro día en un programa de
televisión cristiana escucha el mismo mensaje nuevamente. El fenómeno se llama
unidad en el Espíritu. Esto sucede cada vez que Dios quiere mostrar a los
predicadores y pastores, y a todos los que riegan la semilla del evangelio que
un tema en particular está siendo en el momento confirmado por Él.
¡Veamos dos ejemplos bíblicos! El
primero, el caso de Eliseo que cuando Elías iba a ser arrebatado de él, por
todas partes a donde iban, los hijos de los profetas le decían: ¿Sabes que Jehová
te quitará hoy a tu señor? Y Eliseo les decía: Yo lo sé. ¡Callad! (2da Reyes
2:3). Y el caso de Pablo cuando dice que ligado en espíritu iba a Jerusalén y
que por todas las ciudades el Espíritu Santo, por medio de los hermanos le
decía que le esperaban presiones y tribulaciones. (Hechos 20:22-23). Y el
profeta Agabo le profetiza lo mismo en Hechos 21:11.
Pero Dios restringe información,
porque sobre todo, Él es el administrador de todo. Así dijo Eliseo en el caso
del hijo muerto de la sunamita:
“…Déjala, porque su alma está en amargura, y Jehová me ha encubierto el motivo, y no me lo ha revelado.” (2da Reyes 4:27).
Pero si así es la cosa: ¿Por qué
no se nota la unidad en el cuerpo de Cristo y cada quien anda por su rumbo? Una
es la respuesta: porque se ofrece resistencia a la voz del Espíritu.
Analicemos lo siguiente: Pablo
estaba claro en que el Señor había dicho de él: “A este yo le voy a enseñar lo
que es sufrir por mi nombre.” Sin embargo, en Hechos 21:4 vemos como los
hermanos le decían a Pablo que ofreciera resistencia al Espíritu. La cita dice
así:
“…y ellos decían a Pablo por el Espíritu que no subiese a Jerusalén.” (Hechos 21:4)
Esta Escritura puede confundir al
más experto porque dice: “Ellos decían por el Espíritu que no subiera a
Jerusalén.” Si interpretamos ese verso exactamente como está escrito, Pablo
está en el infierno por rebelión contra el Espíritu. Pero en realidad la cosa
es que a los discípulos les era revelado por el Espíritu, que Pablo sufriría en
Jerusalén, porque estaban sintonizados en la frecuencia del Espíritu Santo.
Pero estos discípulos estaban ofreciendo resistencia a la voluntad de Dios.
Pero vemos luego como el profeta Agabo le dice: Tal y tal cosa te sucederá en
Jerusalén.
No es cuestión de que lo
recomendable es hablar lo positivo en vez de lo negativo. No es un asunto de
ser optimistas en vez de pesimistas. Es una cuestión de ser dócil a la voz del
Espíritu.
1000 % seguro, la unidad del
cuerpo de Cristo está directamente relacionada con la docilidad de la iglesia a
la voz del Espíritu Santo. Esta es la frecuencia transmitida que nos guía.
Porque los que son de Dios, oyen la voz de Dios.
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