Translate

martes, 4 de septiembre de 2012

LÁGRIMA, MEDIDOR DEL DOLOR

Santo Domingo, República Dominicana. 04-Septiembre-2012

Debía tener diez años; lo se porque mi hermano menor tenía menos de un año de nacido. Reuerdo como si fuera ayer. Yo jugaba en un callejón de la José Martí cuando una mejer quien era llamada Mercedes la gorda me dijo:
¿Negra sabe que Alba murió?
Negra es mi madre y Alba es mi difunta tía. Sólo dije: ¡Qué! Y salí corriendo para la casa de mi abuela, la madre de mi madre. Allí pude confirmar que así era porque vi a todos llorando. Estaba asombrado. Fue el primer miembro de mi familia que vi morir. No lo creía, aunque veía a todos llorando, y me decía: yo tengo que verla para poder creerlo. Esa es una sensación extraña cuando sabes que algo es de una manera pero algo en ti no lo cree, o aun no lo acepta.

No había derramado una gota de lágrima. Me dirigí a la casa de mi otra abuela, la madre de mi padre para darle la noticia. Mi abuela estaba sentada. Yo comencé a darle la noticia muy serenamente y cuando decía:
Abuela, mi tía se murió.
La última silaba de la palabra murió la dije con un lamento tan profundo, me eche de rodillas, puse mi cabeza en el regazo de mi abuela y estallé en llanto.

Yo reflexionaba luego en palabras que había dicho antes. Yo decía que no lloraba. Y después de esta experiencia recibí grandes heridas por causa de mi pecado contra Dios; fue cuando aprendí lo que era llorar en realidad. 

Creo que mi corazón se endureció un poco desde entonces porque posteriormente mis tres abuelos murieron, no los tres al mismo tiempo, y no derramé una gota de lagrima aunque eran seres muy queridos. A mi madre verdadera nunca le dije mamá porque viví mucho tiempo con mis abuelos. A la madre de mi madre yo le decía mamá y al padre de mi madre yo le decía papá, a la madre de mi padre yo le decía abuela.

¿Cual es el punto? El punto es que en el planeta hay gente bajo fuego de guerra y creo que aunque quisieran derramar alguna gota de lágrima ya no les salen lágrimas. ¿Sabía usted que las lágrimas son un sedante al alma herida? Pero a veces ya no salen.

Yo le digo a todo aquel que tiene algún dolor que llore, que llore hasta que no le quede lágrimas, y que al llorar sepa que Jesús está a su lado llorando con él o con ella. Y que reprenda al diablo cuando la idea de que Dios no debió permitirlo llegue a su mente. La mayoría de las rabietas contra Dios la comete el hombre en este estado, y eso es rebelión, es pecado.

Llega a nuestra mente la idea de que cargaremos este dolor el resto de nuestros días; pero eso es un engaño del diablo porque Dios consuela y tarde o temprano podrás continuar caminando aunque con dolor, pero lo suficientemente fortalecido o fortalecida para continuar. El peligro aquí es que la persona se haya vuelto dependiente de las lágrimas, cuando las lágrimas, cuando llorar es una medida temporal con la que se tolera el dolor, pero eventualmente lo saludable es llegar a la aceptación sea tarde o sea temprano.

Si al torceme un tobillo y sufrir un esguince me ponen un yeso y camino con muletas, siempre espero el momento en que ya no necesitaré ni el yeso ni las muletas. ¡Así mismo, hágase a sí mismo conciente todo aquel que llora! Las lágrimas son muletas que dejaré al sanarme. Pero hay unas heridas que requieren de más tiempo para sanar. Por lo tanto, si te queda lágrima, llora hasta que se agote.

No hay comentarios:

Publicar un comentario