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sábado, 21 de julio de 2012

INTRUSIÓN A LA PSICOLOGÍA, HEDONISMO

Santo Domingo, República Dominicana. 21-Julio-2012

Existe una filosofía de vida que si bien no es del todo hedonismo, tiene una fuerte inclinación al mismo. Pero el hedonismo es el culto al placer. El hedonismo es el deporte del diablo. El incauto no conoce la naturaleza de la carne, ni las leyes que la gobiernan. Esta podría ser la primera ley de la carne:
"De lo que el hombre puede expresar; nunca se sacia el ojo de ver, ni el oído de oír." Eclesiastes 1:8
El principio a groso modo nos dice que la carne es insaciable en todos los sentidos. La carne es adicta al placer.  Algunos se confunden y creen que la carne se ha hastiado de X placer; pero en realidad cuando la carne muesttra cansancio de algo que alguna vez le producía placer, lo que está es exigiendo un nuevo nivel, un nivel más alto de placer. Así funcionan todas las dependencias, todas las adicciones. El incauto no sabe que el hedonismo es una trampa. Después de probar todas las recomendaciones de los "expertos" en la rama de la sexología, el hedonista descubre que los experimentos, los bajos instintos son lo máximo, y no sabe que de eso también se hartará la carne, y al hastiarse luego de las orgías, las infidelidades, y todo lo prohibido por Dios: incesto, zoofilia, etc., lo que ha alcanzado es un nuevo nivel más alto de decepción y atadura del pecado. Y la carne Ávida por placer arrastra a la persona a cometer las impurezas más abominables, y luego le dice a la persona: Eso ya no me proporciona placer, así que invéntate algo! De lo contrario no tendrás paz, no te dejaré en paz hasta que no me proporciones placer. ¿Deprimente, no?

Los efectos secundarios del hedonismo es otro tema del que sospecho pasaría horas escribiendo y no estoy de humor para dedicarle tiempo a eso ahora, pero comentaré sobre el efecto secundario del adulterio, ya que el adulterio es un acto hedonista a todas luces, un pecado de muerte.

Supongo que el tiempo que tarda un ser humano en empalagarse con la dulzura del placer sexual varía de una persona a otra, así que no diré que tiempo tarda una pareja para que se les acabe la magia, pero la realidad es que se acaba. Los temerosos de Dios, los cuales no han puesto al placer en primer lugar en su escala de valores o prioridades, nanejan a la perfección esta situación porque ven a la necesidad del sexo como a la necesidad de comer, comen para vivir, no viven para comer. El que come para vivir no lo hace de manera compulsiva, estoy nervioso o ansioso, a comer; tampoco le rinde culto al paladar explorando y engordando sin control. Quien logra trivializar el sexo como se puede trivializar el comer, las posibilidades de codiciar la ajena o el ajeno son mínimas, porque dice: Yo estoy satisfech@ con lo que tengo.

Pero el hedonista promueve la exploración y prostituye al sano; pero ni quien pervierte ni quien se deja pervertir piensan en los efectos secundarios al adulterio dentro de los cuales están:
  1. EL FEMINICIDIO
  2. EL HOMICIDIO
  3. EL DIVORCIO
  4. EL ABANDONO DE NIÑOS
  5. LA DEPRESIÓN
  6. LAS ADICCIONES Y ALCOHOLISMO
  7. LOS SUICIDIOS
  8. LA MUERTE ESPIRITUAL
La lista es más extensa; pero para muestra, ocho son suficientes. El perverso, o no sabe de estas consecuencias, o las subestima, o como dice un dicho popular en mi país: Un gustazo un trancazo, y esta filosofía del gustazo-trancazo está llevando al infierno a la humanidad porque el hombre niega la existencia del infierno y dicen: "Esta es la única vida, vívela al máximo! Porque después de muerto todo acaba. 

¿Qué cree usted? Bueno, si todo acaba con la muerte yo no tendré la oportunidad de lamentarme por haberme abstenido de gozar mientras se podía; pero si todo sigue después de la muerte: ¡Ay del pecador!

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