Santo Dominogo, República Dominicana. 08-Julio-2012
Las economías del mundo colapsan y las consecuencias son catastróficas. Pero a pesar de estas catástrofes vemos que la calidad de vida de los dominantes es invariable, la única variación que siempre se ha visto es que el hambriento se hace más hambriento, viendose en la necesidad de decir: Seré tu esclavo, sólo te pido que me des un bocado de comida; mientras que esta catástrofe multiplica exponencialmente las riquezas de los ricos.
Siendo así la condición, el dominante estará siempre enamorado de esta catástrofe, de tal manera que entregará su alma al enemigo si es necesario para defender sus intereses: que es la monopólica opulencia.
Se dice que las lenguas mueren por el desuso; pero las últimas palabras que morirían en cada idioma serían: Depresión, crisis económica, etc.
Siendo así la condición, no puede pasar por la cabeza de un ser pensante que el abismo que separa al rico y al pobre vaya a desaparecer, sino que al contrario, a través de la historia de la humanidad, este contraste se hace cada vez más blanco de un lado y negro del otro.
¡Si tan sólo fuera posible, que al aumentar las riquezas en el mundo, el rico se hiciera más rico y el pobre MENOS pobre!
Pero no hay que ir a la universidad para saber que al pobre le fue mejor cuando el mundo era menos rico. ¿Por qué el aumento de tu riqueza tiene que agudizar la pobreza? La respuesta es fácil. Somos simplemente un recurso de menos valor que una máquina. Así nos llaman: (Recursos Humanos).
Pero pronto dejaremos de ser un recurso en manos de los hijos de las tinieblas y seremos llamados humanos nada más, y nos apellidaremos de Cristo, y estaremos para siempre con Él. Pero el vampiro se ríe de mí cuando digo que estaré para siempre con Cristo y me considera demasiado tonto, lo que lo alienta a chupar con más avidez mi sangre. ¡Ay, ay, ay de ti!
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