Translate

jueves, 18 de octubre de 2012

2 TIMOTEO 3:16

Santo Domingo, República Dominicana. 18-Octubre-2012


Ayer sostuve una conversación con un Joven llamado Edward. Lo conocí ayer mismo y la conversación que sostuvimos me pareció realmente interesante. Al conversar con él, me vi a mi mismo, retrocedí en el tiempo, me vi con el ímpetu que yo comencé a cuestionar la manera en que se maneja mi iglesia pentecostal. Me contó que tenía cinco años de haber aceptado a Jesús y sonaba sincero cuando decía que él se adhiere a la verdad bíblica inferida objetivamente, sin miramientos partidarios, es decir, poniendo la verdad bíblica por encima de la denominación religiosa a la que pudiera pertenecer.

Mi iglesia pentecostal, yo tenía en mis inicios esa sensación de pertenecer al grupo religioso que buscaba la verdad de Dios de la manera más objetiva, entre todos los demás grupos. Muy posiblemente, en una de las clases de mi primer y único maestro humano, Daniel Ramírez, fuí marcado con un versículo bíblico, un domingo en la mañana, en la escuela bíblica. El versículo dice así:
"Toda la palabra es inspirada por Dios, y útil para enseñar para redargüir, para CORREGIR , para instruir en justicia..." 
Yo escuchaba a mis hermanos pentecostales criticar la falta de objetividad en la interpretación bíblica de otras denominaciones y veía como utilizando la Biblia se demostraba esto. Y cuando ese domingo leí en mi Biblia la palabra CORREGIR,  se iluminó mi rostro, y me llenó de gozo pensar que me encontraba en el grupo que busca la verdad por encima de todo, subordinando todo interés personal, de amistad, religioso, familiar, político, etc. Interpreté instantáneamente que la palabra CORREGIR deja abierta la disponibilidad de admitir cualquier error demostrado fuera de toda duda razonable, y no sólo admitirlo, sino repararlo o corregirlo.

Eso me hacía discutir y hablar en voz alta en todo lugar, pero al pasar el tiempo, ya no hablaba con tanto orgullo de mi grupo y me cohibía de debatir con personas opuestas al evangelio, simplemente porque estas personas me mostraban sus razones, y como soy un seguidor fiel de la verdad, admitía que estábamos errados en este y otro aspecto. Pero albergaba la esperanza de que al mostrar a mis hermanos nuestros errores, los corregiríamos porque CORREGIR ES BÍBLICO.  Para sorpresa mía, pudo más la fidelidad a la denominación religiosa que a la verdad.

Edward parece dispuesto a seguir la verdad y parece que la valora más que al templo, que a su grupo, etc., como debe ser.

No hay comentarios:

Publicar un comentario