En varias ocasiones he descubierto que algunos cuentos y algunas historietas que yo pensaba eran de origen criollo, han resultado ser plagios de historias extranjeras más antiguas. Sin embargo, hasta que se demuestre lo contrario, lo siguiente es un cuento dominicano de tiempos de la dictadura, y dice así:
Un dictador dominicano había prohibido transportar productos del campo a la ciudad, tan solo por el gusto de fastidiar y subyugar, y había establecido como pena, que la persona sorprendida transportando algún producto tendría que comerlo todo, con todo y cáscara, o ser fusilado al instante. La guardia sorprende a un hombre que viene con una carreta de guineos (bananas maduras) y es obligado a comer las bananas con todo y cáscara. Mientras el hombre está comiendo los guineos con todo y cáscara, está muerto de la risa. Los guardias le preguntan que por qué razón estaba tan gozoso si iba a morir de la hartura. El hombre le responde diciendo: "Es que un amigo mío viene detrás de mí con una carreta de piña y otra de cocos."
El cuento es cruel, pero divertido mientras se trate de ficción. Ahora bien, tristemente esta situación se puede extrapolar a dos versos bíblicos:
"Porque es tiempo de que el juicio comience por la casa de Dios, y si primero comienza por nosotros, ¿Cuál será el fin de aquellos que no obedecen al evangelio de Dios? Y si el justo con dificultad se salva, ¿Dónde aparecerá el impío y el pecador? 1 Pedro 4:17-18
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