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viernes, 1 de febrero de 2013

UN NEGRO HALBANDO-5


Santo Domingo, República Dominicana. 01-Febrero-2013

Hemos dicho que el medio nos condiciona para lo que es la percepción de lo bello y de lo feo. Si me preguntan que cual de las siguientes mujeres es más bella, Sonia Pie o Yolanda Martínez, si soy sincero mi respuesta será que Yolanda Martínez es más bella que Sonia Pie, porque mis sentidos están condicionados para que así lo perciba. ¿Qué es lo que quiero demostrar? lo que quiero demostrar es que si el condicionamiento hubiese sido contrario, hoy yo estaría diciendo: Si soy sincero, Sonia es más bella que Yolanda. Para no abundar más acerca de lo bello y lo feo, diré que esta percepción no es lógica, más bien un paradigma impuesto por la cultura en la que nos desarrollamos. Por lo tanto no existe ni lo bello ni lo feo propiamente dicho. El hombre arbitrariamente le atribuye estas cualidades a las cosas y las transfiere culturalmente de generación en generación. Pero el tema principal de esta obra no es lo feo y lo bello. Estos conceptos fueron tratados por la estrecha relación que existe entre ellos y la idea central , la cual es el desprecio irracional al negro. 

Ahora bien, ¿Qué solución propongo?--- Respecto al paradigma de belleza, no veo la necesidad de cambiarlo. Creo que puede seguir siendo el mismo, y esto no debe destruir la auto-estima del negro. En una empresa solamente uno o unos cuantos son los jefes, los demás son empleados; pero cada quien se proporciona su felicidad de manera individual, y no amarga su vida porque no es el jefe. De igual manera, él o ella son bellos, y yo soy menos bello, pero la belleza no es la meta que me hará sentir realizado. Digo más, debemos sentir lástima por aquel o aquella cuya felicidad depende de su belleza, porque siempre aparecerá una persona más bella que la más bella. Dicho de otra manera: el blanco, el negro, el amarillo, son solamente tres colores. El blanco puede alcanzar la felicidad y no tiene que ser porque la generalidad considere que el color blanco es el más bello. El amarillo alcanza la felicidad sin ser la persona con el color más deseado, así también el negro dominicano lo debe hacer. Cada quien acepte lo que tiene pues es perfecto todo lo que Dios nos da de manera natural. Y hablando de Dios, muchos afirman que Dios es blanco y que esta parte de su creación (el negro) es una aberración. Cuando a esta área entramos, me ubico en la que en realidad me siento con autoridad para hablar. Cualquiera que afirma algo parecido, acusa a Dios de injusto. Él estableció que la humanidad en su totalidad es de él. Estableció también que cada ser que viene al mundo, lo hace en igualdad de condición con los demás. Esto no puede ser entendido por el hombre natural quien de inmediato podría pensar en las diferencias sociales. Dios dijo: llenad la tierra, pero en su ley hay silencio sobre la procedencia del negro. Jesús también hizo silencio sobre este aspecto, y ninguno de los discípulos se le ocurrió preguntar, siendo él la persona más indicada para despejar esta duda. Ahora bien, ¿Por qué digo que mi fuerte es lo divino? Porque en mi vida de cristiano y de estudio sistemático de las sagradas escrituras he logrado descubrir un número de principios que funcionan como un crisol que prueba o desaprueba cualquier juicio, o idea, o hipótesis, o tesis que entre en el ámbito de los dogmas cristianos. ¿ Y qué principio divino descarta que el negro sea un ser maldito por Dios? Este principio se llama: Principio de la perfecta justicia de Dios. En Dios existe lo velado, lo revelado, lo enigmático y lo categórico. Para lo revelado y lo categórico no es necesaria la fe; la razón nos da la interpretación. Para lo velado y lo enigmático se requiere fe. Todo cristiano sabe que sin fe es imposible agradar a Dios. Lo que quiero decir es que la procedencia del negro es un asunto enigmático y velado con el que Dios prueba nuestra fe. No es posible que un cristiano llegue a pensar que el negro es una aberración humana solamente porque no se tiene respuestas bíblicas de sus orígenes, porque sabe que pensar esto es entrar en conflicto con el principio de la perfecta justicia de Dios. Así que estas diferencias las hizo Dios en hombres y animales y ordenó al hombre  enseñorearse de los animales irracionales no del otro hombre, su igual. Al hombre negro y al hombre blanco, al hombre blanco y al hombre negro, a ambos los hizo Dios, pero la explotación del hombre por el hombre creó las desigualdades, por ende la injusticia, y esto de la mano del hombre no de Dios. El hombre hace sus disparates y luego viene a responsabilizar a Dios. 

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