¡SÁLVANOS JEHOVÁÁÁÁ!

Santo Domingo, República Dominicana. 28 de Mayo del 2014

Solamente tú Señor, tú eres el único quien nos puede salvar. Tú eres la esperanza del menesteroso. El pobre acecha al pobre y le arrebata la vida por un pedazo de pan. Si Señor, ya vale tan poco la vida que tú creaste. 

Tal vez, y solamente tal vez, si el número de muertos en Siria hasta la fecha (2014) hubiese perecido en un solo día, repito, solamente tal vez así, nos escandalizaríamos, pero ese asombro nos habría durado tres días como máximo, y lo habríamos olvidado al escuchar la canción del momento,o cualquier otra novedad del mundo de la farándula.

Jehová, ya no tenemos corazón, somos máquinas. Y les ruego a las máquinas que me perdonen  por ofenderlas, porque ninguna de ellas es amoral de manera autónoma.

¿Dime Jehová si ya casi está madura la mies? ¿Vendrás pronto a segar? Ya no somos humanos. No te lo tengo que decir porque tú lo puedes ver. Somos cualquier otra cosa, menos lo que tú creaste. ¡Apresúrate! ¡Acelera el tiempo! Tú puedes hacerlo. ¡Recuerda que prometiste que lo acortarías! ¡Hazlo!

Y si el pobre desalmado y adaptado a este sistema de supervivencia está padeciendo, nosotros tus menesterosos, gemimos en esta competencia desigual, y anhelamos que el tiempo vuele a la velocidad de la luz. Yo no soy bueno, soy un hombre malo, pero tú eres bueno, y tus ojos están viendo este mundo, y estás reprimiendo tu ira, y sufriendo tu dolor porque cada alma de cada justo que padece, multiplica tu dolor. Y como el hombre te imagina, cuando te llega a imaginar, como una super computadora sin emoción, sin sentimiento, no sabe que tu sufrimiento es grande. ¡Que torpeza! ¿No siente quien creó el sentimiento?

¡Ay, ay, ay! ¡Ay, cuando aquel que está reprimiendo le de rienda suelta al ardor de su ira! Aquel quien es amor, también es fuego consumidor.

Gracias Señor, gracias por tu salvación!