SD. Rep Dom. 11/Feb/2023
Los judíos que habían creído (Juan 8:36) le dijeron a Jesús que ellos no eran esclavos. Ciertamente no lo eran, pero Cristo no hablaba de la libertad física en la que no eres la propiedad de un ser humano. Cristo hablaba de la libertad del alma, espiritual, la eterna.
La humanidad entera, con excepción de todo aquel a quien Cristo ha libertado y redimido, está en una prisión y está esclavizada por el pecado y satanás. Y no importa la nacionalidad, dominicano, israelita, chino; hay esclavos en el planeta entero.
No depende del que busca la libertad y depende del que busca la libertad. Ahora te explico la paradoja. Eres incapaz de romper tus propias cadenas las cuales solamente Cristo puede romper. Por éso no depende de ti. Hacerte libre de las cadenas que te atan requiere un pago que es hecho por Jesús; hay un costo. Si Cristo paga hoy por tus pecados eres absolutamente libre. Si al día siguiente vas voluntariamente a tu antigua prisión y tú, con tus propias manos te pones tus grilletes satánicos, vuelves a ser absolutamente un esclavo de satanás y Cristo habrá malgastado su riqueza en ti. Por lo tanto, Cristo debe ver en ti real deseo de ser libre, y algo imprescindible, imprescindible, e imprescindible, debes pedírselo. Por éso depende de ti.
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