MOJIGATERÍA?

 SD. Rep Dom. 9/Feb/2023

«Porque no hago el bien que quiero, sino el mal que no quiero, éso hago.» Romanos 7:19

«Por tanto, si tu ojo derecho te es ocasión de caer, sácalo... sálvate tuerto y no vayas al infierno con tus dos ojos.» Mateo 5:29

¡Ah! Para los que escriben en los comentarios que estos son textos fuera de contexto, no pierdan su tiempo. Ésto aquí se escribe con la dirección del Espíritu Santo.

Había olvidado la vida angustiosa que los demonios me hicieron vivir explotando mi debilidad en el área sexual. Mea culpa. Cristianos, lean ésto para que vivan con menos sufrimiento mientras estén aquí en la tierra.

Para que tengan una idea de yo en el pasado. Recuerdo un diálogo jocoso con una compañera de estudios llamada Maribel en el bachillerato. No recuerdo toda la conversación pero tenía que ver con la eventualidad de que a un hombre le amputaran sus genitales. Yo terminé la conversación diciendo que yo sin éso ya no necesitaba la vida. Y no lo dije bromeando. No he sido castrado, pero no conozco mujer desde el 2009. Así que me he tenido que tragar mis palabras.

Los estándares humanos son estándares normales. Los estándares de Cristo son estándares anormales.

Se sabe que los hombres tienen visión de rayos X. Ésto significa que no importa cuanta tela haya sobre el cuerpo de una mujer. Pero por lo menos la tela ayuda en algo. Se dice que la mujer es estimulada al oír, pero yo no me confío con lo de oír porque el hombre es estimulado también oyendo. Así que hombre cristiano, no te confíes, porque viendo y oyendo te envenenan las metresas. Y luego te dices, «el mal que no quiero hacer, éso hago» cuando aunque ni fornicas ni te masturbas tus pensamientos sexuales se gobiernan y se enseñorean de tí, haciéndote pecar en el pensamiento con efectos para con Dios, idénticos a los efectos de la masturbación o la copulación ilícita. 

Lo que te acabo de decir es parte de lo anormal en Cristo.

Los que no son cristianos son estimulados y en su imaginación hacen un viaje hasta el Cinturón de Orión y regresan. Y pasados cinco minutos, cualquier otra trivialidad los distrae y olvidan que viajaron a las estrellas. Ésto es espiritualmente letal para un cristiano.