Translate

sábado, 14 de abril de 2012

¿DE QUÉ ES TIEMPO HOY?

Santo Domingo, República Dominicana. 14/abril/2012


No tengo información de cómo redactaron los demás profetas sus libros, pero Jeremías se sirvió de un escriba llamado Baruc, hijo de Nerías. Este escriba quien escribía lo que el profeta le iba dictado, hace la siguiente exclamación:
¡Ay de mí ahora! Porque ha añadido Jehová tristeza a mi dolor, fatigado estoy de gemir, y no he hallado descanso.
Este escriba, quien había vivido en carne propia el cumplimiento de las profesías de Jeremías, se lamenta porque espera oír de la boca del profeta palabras alentadoras, palabras de prosperidad y grandeza, de las cuales él pudiera disfrutar, pero en cambio oye que Jehová entregaría a los Egipcios en manos de sus enemigos, y esto para él es una muy mala noticia.

Para que comprenda usted todo lo que digo, permítame aclarar un poco más el panorama. Dios había hablado por muchos profetas que entregaría a Israel a sus enemigos por su desobediencia. Eventualmente Dios hace cumplir su palabra con Nabucodonosor, rey de Babilonia. Dios ordena que se entreguen sin resistencia al rey de Babilonia y que no busquen ayuda en Egipto, pero Israel ni en este tiempo pudo reflexionar, y buscó apoyarse en el báculo de Faraón, el cual le atravesó la mano. En este escenario es donde se encuentra Baruc, quien a pesar de tener al profeta cara a cara, no aprendía nada, y esperaba oír de boca del profeta que Israel se levantaría con la ayuda de Egipto.

Hoy en pueblo de Dios, como Baruc, busca grandeza, y ese no es un movimiento prudente. Vemos terremotos, guerras y rumores de guerra. En un ambiente así, los bienes materiales están, y en un segundo todo puede ser ruinas. La auto-suficiencia ha tomado el lugar de Faraón, en la que la humanidad ha puesto su confianza, pero Jehová dice:
Yo soy la roca firme, quien sobre mí edifica y sobreedifica no tendrá pérdida.
Yo te voy a revelar un secreto que NO te dejará con la boca abierta, pero debiera. El que llora es dichoso porque en su condición de ser que sufre eleva sus posibilidades de buscar a Jesús, no se salva por sufrir, se salva por aceptar a Jesús.

El que ríe, por simple lógica, tiene menos posibilidades de buscar a Jesús. Pero si quien ríe busca a Jesús y le acepta también se salvará, aunque es casi imposible que el hombre haga este movimiento en su holgura, porque el corazón del hombre va de continuo al mal, el saciado tiende a ensoberbecerse. ¡Baruc, alíneate a las directrices de Jehová.

No hay comentarios:

Publicar un comentario