El hombre siempre ha secuestrado el conocimiento porque esta práctica lo pone en ventaja sobre aquel que no lo posee. Es objeto de este secuestro todo tipo de conocimiento, por lo que hasta el conocimiento religioso que se supone es un bien público, no es la excepción.
Jesús practicó el esoterismo y decía: A ustedes yo les hablo con claridad pero a ellos en parábolas. Así lo hizo pues así estaba escrito que lo haría. Sin embargo, así como cambió la ley del talión por la ley del amor, así mismo ordenó abolir el esoterismo por la divulgación universal del evangelio y del conocimiento de Dios. Así que aunque Cristo mismo practicó el esoterismo, a nosotros, a sus discípulos nos dijo:
"Lo que te diga en secreto, grítalo voz en cuello desde el último piso de tu casa"
La razón por la que Cristo hizo esto fue para ir un paso delante del hombre que todo lo convierte en propiedad privada. ¡Que sería del pobre si Cristo no hace esto! Dios no excluye al rico la entrada al reino de los cielos, pero la orden es predicar a los pobres de la tierra. Yo, Rolando, no he hecho la discriminación, Dios la ha hecho.
Cristo predicó en las sinagogas para testimonio a los judíos, pero luego se fue a los pobres, en la calle, y los ricos para verle el rostro tenían que ligarse con los pobres en las calles. Jesús dijo: Te alabo Padre, porque así te ha agradado. Y yo, Rolando, también lo alabo porque siendo un miserable y no el de Victor Hugo, he sido tomado en cuenta por el mismísimo Dios antes que a los patricios. Porque Dios sabe que si hubiese predicado primero a los patricios yo hoy tendría que matricularme en Harvar para aprender a Juan 3:16.
¿Me consideras alarmista? Pues no lo soy. Si hoy se descubre la vacuna para el cancer o el sida, aquel quien fue mi ídolo una vez, la estrella de la NBA el Magic sanaría de inmediato, pero ninguno en mi barrio la podría comprar.
¡No me hables de que el hombre es civilizado! Porque por falta de dinero se pierden vidas, pero vidas de miserables.
Cuando el hombre descubre algo que da vida, o la prolonga, o la protege, de inmediato se convierte en propiedad privada de los patricios. ¿De verdad creía usted que el hecho de que Cristo haya dado a los pobres el privilegio de que se les revele el reino de Dios era algo fortuito?
Repito, Dios no cierra la puerta a los ricos, pero aquí los privilegiados somos nosotros.
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