La fe ciega es el don que viene de Dios, es un regalo, es gratuíto. Generalmente la posee el iletrado, pero para Dios la letra no tiene valor frente a la fe que Él mismo regala al hombre.
La fe razonada es ese arriesgar el todo por el todo por un razonamiento objetivo de los acontecimientos que han tenido lugar en toda la historia de la humanidad hasta el día de hoy.
Un ejemplo de fe ciega: un pobre hombre enfermo con una enfermedad terminal cree sin dudar que Jesús le sanó y cuando vuelve el doctor a examinar a este hombre, está completamente sano de esa enfermedad. Y un ejemplo de fe razonada y bíblico es el caso de Sadrac, Mesac, y Abed-nego, quienes dijeron:
"Él nos librará. Y si no nos libra, de todas formas no nos arrodillaremos ante tu estatua"
Esta respuesta de los jovenes hebreos nos permite observar la vacilación al expresar que dentro de sus expectativas estaba el que Dios les permitiera morir a pesar de todas las promesas encontradas en las Santas Escrituras de que Dios mismo cuida a los suyos. Ya habían visto en carne propia a su nación ser derrotada y cautivada y eran jovenes de ciencia, aunque eran más de fe por la actitud con la que rigen sus vidas, por sus obras, porque la fe sin obras es muerta.
Estos jovenes arriesgaron el todo por el todo poniendo la esperanza de volver a la vida en el reino de Dios el día de la resurrección, pero Dios los premió e inmortalizo sus nombres al no sólo darles la vida eterna, sino que los libró de la muerte en esa ocasión. Esa es la fe razonada. Al analizar, el resultado te da: "absurdo" y eliges el absurdo porque lo absurdo de Dios es más poderoso que la ciencia del hombre. (1 Corintios 1:18-31)
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