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viernes, 16 de marzo de 2012

¿MI TALÓN DE AQUILES?

Santo Domingo, República Dominicana. 16/mar/2012


Después de mucho discutir y reuniones agotadoras, después de haber soportado un insufrible círculo vicioso de estos debates, en 1997 tomé la firme decisión de separarme del grupo. Desde esa fecha hasta hoy he vuelto a congregarme unas tres o cuatro veces, durando de cuatro a cinco meses por cada regreso. Debo decir que no han sido regresos deseados por mí, sino que a la insistencia de algunos hermanos y poniendo mis condiciones, y ellos aceptándolas, he aceptado en ocasiones regresar a la congregación. 

Actualmente no estoy congregándome en ninguna iglesia. Me siento perfectamente bien. Mi vida espiritual se ha robustecido, contrario a las predicciones de quienes afirman que congregarse es imprescindible, aún cuando tus principios entran en conflicto con los principios del grupo. 

Cuando hay en dos cristianos diferencias de forma es obligatorio que haya tolerancia de los unos con los otros por amor a Jesús y a la unidad, pero cuando las diferencias son de fondo, es más que obligatoria la separación porque como mínimo uno de los dos va rumbo al infierno.

Simplemente la diferencia que hay entre mí y los grupos existentes es una diferencia de fondo. Yo peco al permanecer en un grupo con el cual tenga diferencias de fondo. Mis argumentos son irrefutables porque están fundamentados esencialmente en la Biblia.

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