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viernes, 11 de mayo de 2012

DESAFÍO DEL CREYENTE DE VIVIR EN LA VERDAD EN UN MUNDO DE MENTIRAS

Santo Domingo, República Dominicana. 11/mayo/2012

La norma es una regla de conducta. Esto significa que frente a un estímulo, el hombre da, generalmente una respuesta determinada. Si un hombre, al igual que un perro al ver un árbol se excita y quiere copular con el árbol, decimos que este hombre no está actuando normalmente, porque la regla, la norma, es que esto ocurra al ver una femenina desnuda; esto, en el ámbito de la conducta sexual normal del hombre.

Pero el hombre se conduce por muchos otros caminos, no sólo el sexual al socializar. Por ejemplo, si al ejercer un oficio tal, se recibe buena retribución, lo normal es que siga en ese oficio porque por norma seguimos lo que nos beneficia económicamente.

Las normas son establecidas por el universo de los individuos de una comunidad dada. Hay normas jurídicas las cuales son impuestas por el legislador, pero hay normas morales las cuales son establecidas por la generalidad de las personas. Lo normal no responde ni a lo justo, ni a lo más conveniente, ni a lo más factible, etc. etc., sino al número de individuos que actúan bajo un patrón de conducta determinado; por lo tanto, inferimos que mentir y vivir bajo mentiras es una conducta normal del hombre moderno.

Por ejemplo, las universidades otorgan becas a personas muy brillantes para que cuando estos genios sean egresados de estos centros de estudio den la impresión de que el conocimiento que poseen se lo deben a tal centro de estudios. Engañando, haciendo entender que los profesores de ese centro son buenos en la enseñanza. O al otorgar becas a deportistas sobresalientes, regalándoles un título sin que estos hayan adquirido las competencias exigidas. Otra vez, para dar la impresión de que la universidad cuenta con un buen programa en tal disciplina.

Pero esto se hace a la vista de todos y todos lo saben y nadie se escandaliza; por lo tanto podemos gritar a los cuatro vientos que esto no es inmoral porque es norma; pero aunque sea moral entre los hombres no necesariamente lo es ante Dios; de hecho, ante Dios es inmoral.

Este es el reto que enfrenta el creyente para vivir en la verdad en un mundo de mentiras. Y este es sólo un aspecto de la moral humana que entra en conflicto con la moral cristiana. Y no quieras ahora hacerte el sofista preguntándome si soy o no humano, porque todo cristiano es humano, pero no todo humano es cristiano.

Lo penoso de esto es que el hombre conoce su condición de mentiroso y aunque en algunos casos no le trae humanamente ningún perjuicio, en otros sí, pero igualmente mantiene su práctica de mentiras. Por ejemplo, un cancer social lo es la burocracia, cuya única finalidad es el lucro.

Cuando aún tenía empleo y no expresaba mi escepticismo en el sistima, me dediqué a educar personalmente a mi hijo, de manera que al año y medio a unos meses de comenzar con mi proyecto con él ya él identificaba el número 1 y la letra A. Sin presión alguna, lo que hacía con èl era jugar presentándole estos signos para que los idéntifique como identificaba a su madre y a mi o a cualquier miembro de nuestra familia. La articulación de ellos la comencé a los tres años y a los cuatro mi hijo podía silabear todo tipo de combinación: simple, inversa y compuesta.

Aunque mi hijo leía, estaba en un grupo que no leía, pero eso no me molestaba ni me preocupaba porque no había en mi ansia alguna de hacerlo un genio ni mucho menos. Lo mantuve en la escuela para que socializara con niños de su edad. Las tareas que le asignaban le eran insípidas y así estuvo hasta cumplir los cinco años. Luego su madre lo lleva a la escuela donde ella trabajaba como maestra y lo gradúan de ya se leer atribuyéndose la escuela el mérito de haberlo alfabetizado. Ahí está el nombre de mi hijo, registrado en esa escuela donde nunca recibió una sola lección, figurándo como un alfabetizado por esa escuela. Y asi funciona la educación en mi país en todos los niveles, pura burocracia. Pero mi hija no tuvo la misma suerte que mi hijo, porque el desempleo me desmotivó por completo y aunque tengo todo el tiempo para dedicarlo a enseñarle, mi motivación es muy pobre. Ella estuvo en la misma escuela que mi hijo, yo me desligué por completo de su aprendizaje. A mi hijo le dedicaba solamente un rato los domingos y obtuve esos resultados, pero deje a mi hija en manos de la escuela y aún no sabe leer y tiene cinco años y ha ido a la escuela desde los dos años y medio.

¿Qué es lo que quiero decir con todo esto? Lo que quiero decir es que el mundo funciona con mentiras, no con engaños que sería hacer pasar la mentira como verdad, sino con mentiras que todo el mundo sabe que son mentiras. Y todo el mundo acepta esta realidad, y al aceptarla se convierte en norma.


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