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jueves, 10 de mayo de 2012

¿MI HEREJÍA?

Santo Domingo, República Dominicana. 10/mayo/2012

Espero no estar repitiéndome, pero si lo estoy haciendo, bendita repetición. Dios es omnisciente; pero no lo sabe todo. El hombre de Dios prefiere ver este tema como un tema tabú y evade su reflexión por el problema lógico que presenta:
¿Y no que Dios es omnisciente?
Lo primero es que Dios  tiene la facultad de hacer exactamente eso que le quieren atribuir, el CONOCER previamente, por el control de Él, cada movimiento de cada protón, de cada neutrón, y de cada electrón en el universo. Esto es exáctamente lo que Dios tendría que hacer, CONTROLAR PARA CONOCER previamente todo. Esto sería necesario para poder sostener la idea de la omnisciencia absoluta de Dios.

Me he permitido clasificar las profesías ( que dicho sea de paso, acabarán y jamás serán) de la siguiente manera:
  1. Profecía de cumplimiento eterno
  2. Profecía de cumplimiento diferido
  3. Profecía de cumplimiento instantaneo
  4. Profecía de cumplimiento revocable
  5. Profecía de cumplimiento mixto (en el que se pueden combinar lo diferido y revocable, etc.)
Un ejemplo de profecía de cumplimiento revocable lo fue la de Jonás sobre Nínive. Observese que Dios pudo en el cumplimiento del plazo (40 días) destruir la ciudad porque Él no les planteó:
Si no se arrepienten la ciudad será destruida.
En cambio Él dijo: en 40 días será destruida, pero Dios se había reservado esta condición sin la cual Ninive habría sido destruida al término de los 40 días indefectiblemente.

En el caso de Nínive Dios sabía que se arrepentirían. Él los indujo al arrepentimiento, pero hay casos en el que Dios se despoja del control y da el libre albedrío, cuando esto sucede Dios no sabe que pasará.

El mismo problema de la omnisciencia lo presenta el de la omnipotencia de Dios. Dios todo lo puede, pero no puede pecar. De modo que ese alcance absoluto, no lo tiene, no porque no hay capacidad para pecar, porque si un niño de 7 años tiene capacidad, ¿Qué diremos de quien creó el universo?

Niños en la malicia, no en el modo de pensar.

Ni la omniciencia ni la omnipotencia de Dios deben ser obsolutas aunque pueden ser absolutas, simplemente porque se caería el atributo más elevado de Dios, su justicia perfecta.

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