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martes, 12 de junio de 2012

EL RESPETO A LAS RIQUEZAS

Santo Domingo, República Dominicana. 12-Junio-2012

¡Pero tú no respetas el dinero! Esta es una frase que varias personas me han dicho varias veces en el transcurso de mi vida. Y al decírmela veo dibujada en sus caras esa expresión de asombro, como quien quiere decirte: ¿Pero tú te volviste loco? Y luego quien queda asombrado soy yo por tan exagerada reacción frente a mi actitud con relación a las riquzas.

Quiero aclarar que las personas que me han dicho esto, lo han hecho no porque yo haya irrespetado o ultrjado a algún rico, sino porque han notado con la indiferencia que veo a la riqueza material.

Se entiende que mi vida es insípida y me acusan de que vivo una vida vegetativa porque me satisface el hecho de poder suplir mis necesidades básicas, alimentación, vestido, y albergue, y todo esto en forma muy modesta.

¿Pero es que tú no sientes admiración por nada? Bueno, la forma en que percibo la realidad no es algo que haya aprendido luego de haber aceptado a Jesús, no es algo adquirido, tampoco es una postura adoptada. Mi forma de valorar las cosas es un defecto de fabrica.

Trataré de dar un ejemplo: Cuando era un adolescente sentía una profunda admiración por Michael Jordan por lo que él era, no por el dinero que tenía. Jordan era un atleta de alto rendimiento lo que implica que para llegar ahí trabajó legítimamente más que aquellos que no tenían su nivel. Yo admiraba esas cosas invisibles:
  • La disciplina que tuvo que tener.
  • Lo tenaz que tuvo que ser para perfeccionarse. Etc.
Pero luego veía como mis compañeros hablaban de la gente de la clase alta, y pronunciaban con tanta admiración tal o cual apellido, y yo pensaba: ¿Cómo puede este admirar a una persona que no ha hecho nada que lo engrandezca, sólo porque es rico? Yo pensaba, cualquiera es rico, pero no cualquiera es grande.

Así que si no me ves rendirme a los pies del rico o me ves reaccionar con indiferencia cuando todos admiran, no interpretes que por envidia es la indiferencia, como aquellos que son indiferentes a quienes envidian porque quieren tener lo mismo y no pueden. No por envidia soy indiferente, sino que me molesta ver como se admira a lo que no se ha ganado el mérito de ser admirado.

En ocasiones me he dicho a mí mismo que yo nací rico porque aquellas cosas que mi alma valora las tengo en abundancia y me apena ver a quienes tienen tanta necesidad de las cosas que ellos valoran, (las riquezas).

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