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viernes, 1 de junio de 2012

¡QUÉ BREVE HA SIDO LA VIDA!

Santo Domingo, República Dominicana. 01-Junio-2012

Ahora, hoy, recuerdo que ayer mismo le puse el primer parche poroso a mi hijo en un brazo que se lesionó. Pero ese recuerdo de ayer mismo, esa imagen en mi mente no es más fresca que aquella en la que accidentalmente perdí la punta de mi dedo mayor en mi mano derecha, hace apróximadamente 35 años.

¡Qué breve ha sido la vida! Y al calcular como he empleado mis días en esta tierra me siento realizado porque he vivido libremente. Y no hablo de libertad física, de no estar en la carcel, sino de que más del 95% de las cosas que he querido saber, Dios me ha otorgado el privilegio de saberlas; me ha saciado plenamente de ese mi pasatiempo, mi capricho, mi deseo, saber lo que he querido saber. Es más, en ese sentido me ha dado mucho más de lo que busqué, y me sació hasta que no hay hambre en mi de conocer más que excepto algo que Él sabe y sólo Él y que sabré aquel gran día.

¿Puede haber un hombre más feliz que yo? Yo lo dudo. Y aunque me encuentre en primera fila entre los más sufridos en la tierra, paradógicamente y sorprendentemente yo dudo que exista alguien más feliz que yo. Puede que haya, y estoy seguro que hay muchos igualmente felices como yo; pero no más que yo. Esto es así aunque desde hay hasta el día en que muera corran lágrimas de sufrimiento por sobre mis mejillas. Porque un minuto de paz y gozo en el Espíritu Santo cubre y borra y hace ver tan insignificantemente cualquier sufrimiento humano.

A esto le llaman, religión, el opio de los pueblos. Pero los santos del Señor no nos avergonzamos de Cristo por los epítetos con los que nos estigmatizan por la causa de Jesús. Y los aventajamos porque en esencia aunque no en apariencia, somos más felices que ellos. 

Mi vida ha sido breve pero la he gozado al máximo.

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