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miércoles, 6 de junio de 2012

HAY QUE DEFINIR EL SACERDOCIO PENTECOSTAL

Santo Domingo, República Dominicana. 06-Junio-2012

Ministrar a Dios no es un asunto complejo que requiera de un entrenamiento fuerte o de estudios profundos, pero no es tan simple como para que se pueda hacer dirigidos por el azar. Ministrar a Dios, o lo que es lo mismo, administrar el servicio de Dios es un trabajo ejercido por el sacerdote. Un sacerdote es un hombre, y para nuestros tiempos también una mujer que ha hecho su vida exclusiva para el servicio a Dios.

Muchos se llaman a sí mismos sacerdotes sin comprender cabalmente el significado de serlo. Hay diferencia entre aquel que se consagra exclusivamente para Dios y su servicio y aquel que no. La diferencia no radica en que uno sea mejor que el otro, sino en sus jurisdicciones. El sacerdote no es más santo que el creyente no sacerdote. Lo que existe es una separación de funciones, instituida por Dios. Y su valor viene dado precisamente porque no es un invento de los hombres sino de Dios.

Al sacerdote no le es lícito inmiscuirse en las labores seculares, es prohibido por Dios, pero al creyente no sacerdote no le es permitido hacer el oficio de los sacerdotes. Dios ha establecido claramente que el creyente se ubique en uno de estos dos grupos:
  1. Los creyentes apartados para el servicio exclusivo a Dios.(solamente trabajar para Dios)
  2. Los creyentes no apartados para el servicio exclusivo a Dios.(Trabajan para todo el mundo)
El segundo grupo se enreda en los negocios de la vida en el nombre de Jesús, pero no debe ministrar a Dios. Mientras que el primer grupo no se enreda en los negocios de la vida, sino servir exclusivamente a Jesús. El sacerdote ministra la enseñanza, el gobierno de la iglesia, el interceder, los ayunos, las oraciones, los sacrificios por el pueblo y por él mismo. El creyente no sacerdote trabaja, negocia, progresa, adquiere posesiones, todo bajo los principios cristianos.

Hoy en día hay una confusión entre estas funciones, por lo menos en el mundo cristiano pentecostal. Y vemos como a creyentes que trabajan en lo secular se les exige que vivan una vida sacerdotal, pero vemos al sacerdote, de cabeza en el mundo secular. Esto no debe ser.

Pablo trabajó con sus manos para dar ejemplo a los haraganes, pero ese no es el mandato de Dios. Por ignorancia el pueblo pentecostal hizo esto todo el tiempo, pero al dejar la ignorancia lo continúa haciendo por costumbres de hombres:
"Porque siempre lo hemos hecho de esta forma y Dios nos ha respaldado"
Ok, pero de Dios no se abusa, pues ya sabes, ya no ignoras cual es la orden del orden de Dios. Es tiempo ya de definir con claridad quien es consagrado con exclusividad a Dios y quien puede enredarse en los negocios del mundo. Hay que establecer con claridad a la luz de la palabra de Dios, cuales son las funciones  del sacerdote y cuales las de los creyentes no consagrados al servicio exclusivo a Dios.

Pero no debemos pensar que el no consagrado al servicio exclusivo a Dios no cumple con funciones espirituales, porque aunque no es sacerdote tiene un altar personal en el que presenta sus sacrificios a Dios, en la habitación secreta de la oración.

Así que el no apartado para servir exclusivamente a Dios como lo es el sacerdote, también ayuna, ora, intercede y adora a Dios. Cada uno glorifique a Dios de la manera que ha sido llamado, si al sacerdocio, al servico exclusivo, o a la parte secular del cristianismo con principios para que el mundo de la gloria a Dios.

Pero estemos claros y conformes, y de acuerdo en esta separación de funciones hecha por Dios. y no diga el sacerdote:
Quiero trabajar y progresar como el hermano.
Pero tampoco diga el hermano:
¿Por qué este no trabaja para que viva del sudor  de su frente? Ni diga: ¿Por qué tengo yo que mantener a este?

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