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domingo, 5 de agosto de 2012

ATADURAS

Santo Domingo, República Dominicana. 05-Agosto-2012

Hay algo que no entra en discusión: la sangre de Cristo nos limpia de todo pecado y maldad; de nuestras maldades y de las maldades de nuestros padres y abuelos y bisabuelos y tatarabuelos. (1ra de Juan 1:7). De manera que la salvación del alma no peligra por la iniquidad de nuestros ascendientes, sino que única y exclusivamente depende de cada alma, y de su propio pecado. Pero hay un asunto, y es que Dios castiga el pecado de un hombre aún sobre sus hijos, nietos, biznietos y tataranietos. (Éxodo 20:5). Aunque la salvación del alma no entre en juego por depender esta de la conducta individual de cada persona.

La palabra dice que vendrá un pacto en el que no será así, que Dios visite la descendencia de un hombre por los pecados de este. (Jeremías 31:29-34). Es desconcertante el alcance de los pecados de un hombre, se extiende cuatro generaciones más allá de él.

Cuando satanás azota a un ser humano, creyente o no creyente, esto es al mismo tiempo castigo de Dios porque por el consentimiento de Dios alcanza el diablo a un ser humano, aunque no siempre es castigo. Cuando a Cristo le preguntaro: ¿Por los pecados de quién este nació ciego? ¿Por sus propios pecados o por los pecados de sus padres?

Aquí se está manifestando que ya los judios interpretaban a Éxodo 20:5,  y entendían que los azotes eran las consecuencias de los pecados de los antepasados, y los propios o actuales; pero Cristo introduce una nueva causa de estos azotes y es que Dios permite a satanás hacerlo para Él, Jesús, glorificarse. Es decir: Dios se fija un día, una fecha para el glorificarse en una persona, aun sin que esta persona haya nacido, no siendo este caso el resultado de ninguna maldición, pues no hay maldición sin causa.

Aquí se manifiesta el principio de la predisposición de Dios al bien, o predestinación al bien; aunque este bien esté precedido de un mal, es una predestinación al bien, o para un bien; porque niego la predestinación al mal para el mal por parte de Dios. Ya he hablado de esto en temas como:
"La Arbitrariedad Divina"  y otros.
Un hijo de Dios no es maldito, pero recibe las consecuencias de la maldición de su padre biológico, o su abuelo, o su bisabuelo, o su tatarabuelo. Las consecuencias son iguales para el maldito como para el bendito de Jesús que hereda consecuencias de maldiciones. Llamaremos a estas consecuencias ATADURAS.

Al ser salvos podemos alcanzar liberación de estas ataduras, pero como a Pablo, se nos dejará alguna o algunas ataduras para que no nos envanezcamos. Las ataduras tienen las siguientes formas:
  1. Un estado (de pobreza por el devorador, etc.)
  2. Una enfermedad física
  3. Una enfermedad psíquica
  4. Una inclinación a un pecado el cual el individuo es incapaz de evitar porque el demonio que lo ejecuta toma control absoluto del cuerpo y la mente.
¿Puede un fiel cristiano tener ataduras? Sí. Pero este sí no significa que el cristiano decide que atadura tendrá, sino que Dios es quien decide esto. Recuerde cuando Jesús dijo:
"...satanás tenía a esta hija de Abraham atada por 18 años."
¿Qué dire? Ella duró 18 años por la voluntad de Dios, ya que en el instante en que Dios hubiese dicho: Eres libre, ella habría sido libre. Así que si Dios hubiese decidido que su atadura durara un día, un día habría durado.

Mi deseo es que no haya ansiedad en ningún hijo fiel del Señor. ¿Eres a conciencia una persona que ha entregado su vida a Jesús, y das el máximo para ser fiel a Él? Amén. ¡Continúa así! Si hay alguna atadura en tu vida, Jesús sabe que la tienes. ¡Ora con paciencia! Si Él te liberta, gloria a Dios; si no te liberta, gloria a Dios otra vez. No dejes que otros se aprovechen de ti llenándote de angustia y ansiedad, ya eres salvo; ya eres salva en Cristo Jesús.

No te dejes manipular por otros que de seguro tienen ataduras más fuertes que las tuyas. ¡Que te baste la gracia de Jesús! ¡Echa fuera toda ansiedad; si Dios te liberta, amén. Y si no, amén, gloria a Dios. ¡Conoce la verdad para que goces de la libertad en Cristo! ¡Es deliciosa la libertad en Jesús!
 

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