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miércoles, 29 de agosto de 2012

EVANGELIO DE LA AFLICCIÓN POR LA CAUSA DE CRISTO

Santo Domingo, República Dominicana. 29-Agosto-2012

El evangelio de la prosperidad es una corriente de pensamiento cristiana. Y podemos catalogarla como corriente de pensamiento porque el número de sus seguidores es abrumador. Sin embargo el evangelio de la aflicción por la causa de Cristo, si tiene seguidores son muy tímidos o no tienen la suerte que he tenido yo de poder expresarme al mundo. Estas son dos corrientes que se oponen. Una es lo opuesto de la otra.

Hay undividuos que tienen tan grande capacidad de venta que te dicen:
Yo puedo convencer a cualquiera para que me compre lo que sea que yo esté vendiendo. Aún si me dieran el hollejo de una naranja podrida, yo logro hacer que me la compren.
No se si vale de algún poder hipnótico o qué; pero a mi no me sorprende él, sino quien le compra la basura.

Hay muchos vendiendo el mensaje de la prosperidad y sus seguidores son por millares, yo vendo el mensaje de la aflicción por la causa de Cristo y no tengo ni un seguidor. El mensaje de la aflicción por la causa de Cristo se define así:
Todos los que vivan la justicia de Cristo padecerán persecución. 2da Timoteo 3:12 , y Cristo dijo: ...porque yo le mostraré cuanto le es necesario padecer por mi nombre. Hechos 9:16.
El mensaje de la aflicción por la causa de Cristo, el cual Pablo lo llamaba: El mensaje de la Cruz,  tiene una versión morbosa y degenerada. En esta el creyente se infringe a sí mismo el sufrimiento y procura por todos los medios ser afligido por la causa de Cristo. Pero la aflicción que se sufre por causa de la justicia cristiana, es algo que no es necesario, ni anhelar, ni buscarla. Porque así como donde hay fuego hay también calor, así mismo, en este mundo entregado a satanás, quien se inclina a la justicia los injustos se le oponen, sea cristiano o no. 

El evangelio de la prosperidad a ganado a todos y he quedado yo solamente como exponente del evangelio de la aflicción por la causa de Cristo. Hubo un tiempo cuando mi corriente era la predominante, de manera que yo escuchaba en boca de todos:
A quien el diablo no esté persiguiendo, que se examine.
Esta indirecta era lanzada por los hermanos a quienes viendo el pecado permanecían indiferentes, a quienes adulaban a todo el mundo, cristianos y no cristianos con el fin de hallar gracia con todos y especialmente con los ricos y poderosos. Estos se aseguraban la paz mundana con esta actitud. Pero sea que lo supieran o no, no estaban en paz con Dios. 

Estos eran los menos hace un tiempo, hoy son practicamente la totalidad menos yo.

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