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domingo, 12 de agosto de 2012

MISERABLES EN EL CIELO


Santo Domingo, República Dominicana. 12-Agosto-2012


Lo que me hace cuestionar que el Espíritu Santo esté en ti es como ostentas tu prosperidad, como lo hace cualquier hombre del mundo sin Cristo, y no ostentas como te desprendes de esa prosperidad para que otros prosperados te imiten y la ira de Dios se mitigue un poco. Ostentas tu prosperidad mientras la necesidad arropa a tantos seres humanos. ¿Es tiempo de ostentar la prosperidad o es tiempo de compartirla conforme a la orden de Dios?

La palabra de Jesús es imposible de cambiar. No existe quien lo pueda hacer; y el único facultado para hacerlo (El Padre), nunca lo hará. La palabra de Jesús dice:

“Siempre habrá pobres en la tierra”

Esto significa que si todos los ricos del mundo en unanimidad compartieran sus riquezas con toda la humanidad, aunque el cambio fuera inimaginable, esto no eliminaría la pobreza. Y esto, no por las leyes lógicas y matemáticas, porque tal vez, sí hay bastante riqueza en el mundo como para que cada alma se sacie y se erradique por completo la indigencia, es decir, elevar un poco la calidad de vida del miserable. Pero hay un temor expresado por el hombre, y es que si tal cosa se hiciera, se agotarían los recursos de la tierra. Este temor lo ha llevado a sistemáticamente controlar y decidir quienes disfrutan de las riquezas del planeta y quienes no la disfrutan. Así que no porque el número de pobres sobrepase el límite que los recursos existentes pueden soportar, no por esta razón la pobreza no puede ser eliminada, no por ley lógica, sino por la ley que sobrepasa toda ley, la ley del poder absoluto de la palabra de Dios. Ley que es sobre toda ley física y sobre toda ley lógica.

Siempre habrá pobres porque Cristo dijo que siempre habrá pobres, y su palabra rompe toda ley lógica, física, matemática, natural, etc.

Así que aunque se nade en petróleo y este sea más común que el agua del mar y la arena del desierto, siempre habrá pobres en el mundo.

Es esta verdad tan indiscutible en el mundo cristiano, lo que ha llevado a muchos a razonar diciendo:

“Si el compartir mi riqueza no eliminará la pobreza, sino que por el contrario, la pobreza me eliminará a mí, es decir, la pobreza absorberá por completo mi riqueza y al final seré un pobre más, si así es la cosa, entonces yo mejor conservo mi riqueza y así sufre menos gente”.

Este es un razonamiento lógico, y será el proceder de todo el que no haya perdido la razón. Aquel que empobrezca por la causa de Cristo al ayudar al pobre, ha perdido la razón, pero ha encontrado la fe.

¡No me digas que no te juzgue! Porque yo no te estoy juzgando. ¿Por qué te quejas contra la bocina si no es más que un instrumento? Debes quejarte contra aquel que está utilizando la bocina.

Por cuanto lo hiciste con los pequeñitos que creen en mí, a mí me lo hiciste; por cuanto no lo hiciste con los pequeñitos que creen en mí, a mí no me lo hiciste.

Recuerda que eres un miserable y se te aconseja que de esta manera compres ropas blancas para que tu desnudez no te deje fuera del reino. (Apocalipsis 3:17-18).

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