Pertenezco a la congregación unimembre. A la misma congregación que perteneció el hombre más grande nacido de mujer, Juan el Bautista. Conservo mi distancia del último profeta, yo, un humilde siervo de Cristo. Mi condición me permite no mirar a la izquierda ni a la derecha cuando estoy en busca de la verdad. No tengo compromiso con humano cuando de la verdad de Jehová se trata.
Aquí viene la verdad: Hay discrepancia de forma entre las Sagradas Escrituras y el Nuevo Testamento. Y me inclino por afirmar que el Viejo Testamento tiene la forma correcta. Y donde el Nuevo Testamento no concuerde con el Viejo Testamento el error es del Nuevo Testamento. Y lo hago así por razón de antigüedad.
Agrego entonces, a mi cristología un nuevo principio de interpretación de las Sagradas Escrituras, [PREEMINENCIA DEL VIEJO SOBRE EL NUEVO T.]
Si no fuera un hecho en mi propia vida personal mía, que tengo el Espíritu Santo, ésto me haría tambalear.
Hechos 1:4 «...les mandó (Cristo) que no se fueran de Jerusalén, sino que esperasen la promesa del Padre, la cual, les dijo, oísteis de mí.»
Hechos 1:4 pudo haber dicho de la siguiente manera y no habría ningún problema:
«Yo les enviaré el Espíritu Santo.» O pudo haber dicho, «El Padre enviará el Espíritu Santo.» Pero el texto insinúa que estaba escrito acerca del Mesías que así sería; y en el Viejo Testamento no está así escrito.
También en el Nuevo Testamento dice, «El que cree en mí (Cristo) en su interior correrán ríos de agua viva.» Y éso no está escrito en el Viejo Testamento.
Sin embargo, Cristo es Dios. Y en Ezequiel 36:27 dice así: «Y pondré dentro de vosotros mi Espíritu, y haré que andéis en mis estatutos, y los pongáis por obra.»
Así que el error en el Nuevo Testamento es un error de forma y no de fondo. Y ésto lo afirmo más porque yo mismo, en mi propia vida personal mía tengo el Espíritu Santo.
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