SENDANTIGUA-5

 [UNIDAD EN EL ESPÍRITU SANTO CRISTIANOS]

SD. Rep. Dom. 8/abr/2023

Nuestro trabajo consiste en, además de indicar que cosas se están haciendo mal, también indicar la forma de hacer esas cosas correctamente. Ésto no se trata solamente de identificar el problema y ponerle nombre, sino de enseñar una posible solución al problema. 

La gran solución a la mayoría de los problemas de la iglesia de Jesucristo es la unidad de criterios, pensamiento, y acción. Ésto fue posible en la antigüedad porque Cristo, aunque se había marchado, era obedecido al pie de la letra por los ancianos, o líderes, aunque gran parte de los feligreses, por ser indoctos, eran incapaces de comportarse a la altura; y además de la falta de conocimiento, no eran diestros en el manejo de las debilidades que todos tenemos en  la carne. Para nuestra, un botón, la iglesia de los Corintios.

Reitero, esa unidad real y efectiva en el Espíritu es la gran solución. La iglesia en el mundo entero viviría de poder en poder y de gloria en gloria.

Pero como está la iglesia hoy, este objetivo o finalidad, el de ser un cuerpo en Cristo, se hace imposible de alcanzar de un solo golpe. Podemos llegar ahí, entonces, de manera escalonada. Y el primer paso sería que todos los líderes hablen de la unidad del cuerpo de Cristo constantemente, e incluso, hablar de la unidad en el Espíritu de manera continua, aun cuando hayamos alcanzado la unidad, para no perder el terreno que hayamos ganado. Ésta es la forma no traumática de llegar a la unidad en el Espíritu. La forma traumática es la persecución, la cual tiende a separar a los que son reales de los que no son, y a fortalecer los vínculos de los buenos y de los malos. Así es. No solamente se vuelven UNO los buenos, sino que también los malos lo hacen. La diferencia radica en que cuando los malos están divididos y los buenos también, ganan los malos. Pero cuando los malos están unidos y los buenos en su grupo también están unidos, se convierten en el puño de Jehová, de poder en poder y de gloria en gloria. ¡Líderes, comiencen a decir ésto, hablen de la unidad en el Espíritu hasta el hartazgo; y después del hartazgo, hasta el réquete-hartazgo!