SD. Rep Dom. 11/mar/2023
Cara a cara, le dijo Jesús al apóstol Pedro, «Apártate de mí satanás...»
Un asunto que generalmente los teólogos están debatiendo es el que tiene que ver con posesiones demoníacas, o influencias demoníacas. Posesión o influencia.
Este debate suele generarse cuando procuran establecer si las personas antes de recibir a Cristo están poseídas o simplemente influenciadas. (Mateo 12:43-45)
Pero vemos como un cristiano, y no cualquier cristiano, sino a Pedro, a quien a veces equiparo con Abraham respecto a la fe; vemos a Pedro, a quien Jesús le dice, «Apártate de mí satanás...» La serpiente antigua utilizó la boca de Pedro.
Jesucristo dijo, «Apartados de mí, nada podrán hacer (contra las tinieblas).»
Lo que se infiere con claridad es que antes de aceptar a Jesús, en nosotros reside un espíritu inmundo que ejerce controles sobre nosotros aunque seguramente con limitaciones. Limitaciones que Jehová establece. Pero cuando dejamos al Señor, el antiguo residente en nosotros vuelve a su casa, pero vuelve acompañado de siete demonios más poderosos que él.
Por lo tanto, ya usted puede imaginar la batalla de un descarriado. Si se reconcilia, debe saber que el nivel de guerra espiritual será peor que las batallas que libró antes de descarriarse.
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