A: Hola Doña Comidilla. ¡Dios le bendiga!
B: ¡Dios te bendiga más! ¡Wao! ¿Recuerdas el mensaje de anoche? Dios me habló. Ese mensaje era para mí. ¡Oye! Dios usa a ese varón. Así es que me gustan los predicadores, llenos de la unción de Dios. ¿Pudiste oír cuando me ministro? El Señor me dijo que ya esa bendición viene. "Casa, carro, viaje, cualto..."(Cualto: Dominicanismo por "Dinero").
A: ¡Doña! ¿Es hablando en lenguas que usted está?
B: No, no, no. Es que Dios usa a ese varón. No como el del domingo pasado. Pa´mí que se pone a averiguar la vida de uno para luego ponerse a darle palos a uno desde el púlpito.
A: ¡Doña! ¡Cuidáo! No vaya a pasarle lo que le pasó a María y al hermano de Moisés, Aarón. ¡Húuh!
Este es el típico caso del cristiano rebelde a la verdadera palabra de Dios. Cuando el mensaje es adulación dice: "¡Bendito sea Dios!" Y cuando oye la verdad bíblica dice: "Que el Señor reprenda al dialblo". ¡Ay de ti conocedor del bien y hacedor del mal!
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