Santo Domingo, República Dominicana. 02-Enero-2013
Yo soy un predicador que estoy bajo la cobertura de Dios directamente. No estoy bajo la cobertura de ningún apóstol ni de ningún concilio. ¿Por qué prefiero estar bajo la cobertura de Dios directamente? Porque me da libertad de consciencia. Predico lo que mi consciencia me dicta es justo, recto, y verdad. Esta libertad de consciencia no la tendría si dependiera económicamente de un concilio o de un apóstol, o de una iglesia organizada.
Cuando predicas la verdad, todos saben que predicas la verdad, los impíos, los creyentes, los niños, las niñas, los hombres, las mujeres, los ancianos y las ancianas, todos saben cuando se predica la verdad. Así que cuando se predica la verdad no se tiene muchos seguidores, pero el no tener seguidores no significa que la gente no entiende que es verdad lo que predicas. El predicador de la verdad no tiene seguidores porque seguir la verdad implica luchar contra la corriente, y es lo que nadie quiere hacer.
Dios me reveló un sueño en el que yo era retenido por una multitud que corría en una dirección y yo trajinaba al avanzar, aunque muy lentamente en dirección opuesta a esta multitud de personas.
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