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sábado, 19 de enero de 2013

¿ES TODO ARRASTRE O CARISMA LA GRACIA DE DIOS?

Santo Domingo, República Dominicana. 19-Enero-2013

Cuando los caminos del hombre son agradables a Dios, aun a sus enemigos hace estar en paz con él. (Pro. 16-17). Cuando el Señor hace que nuestros enemigos estén en paz con nosotros, no significa que dejaron de ser nuestros enemigos y que ahora  les resultamos agradables. A la paz que se refiere el proverbista es a la ausencia de guerra simplemente. Que no es lo mismo que concordia o armonía, en cuyo caso ya no serían enemigos.

Cristo dijo: "El mundo os aborrecerá", y al momento que escribo me dan deseos de cambiar de tema para hacer un replanteamiento del concepto: Mundo, como hasta ahora lo hemos entendido, pero prefiero decir en pocas palabras que el mundo está hoy dentro de la iglesia, hasta en las posiciones de gobierno de esta, que no está fuera de esta como al principio de la iglesia apostólica primitiva. Esta realidad hace que muchos con un discurso mundano, tengan un gran arrastre o carisma. (Entiéndase como mundano todo lo no cristocéntrico y/o a lo opuesto a lo cristocéntrico).

No se debe confundir el carisma que tiene el predicador mundano en la parte mundana "del cuerpo de Cristo" con aquello que sabemos es la gracia de Dios, porque un mundano no tiene la gracia de Dios, sino el embrutecedor magnetismo seductor del dragón. Además se debe señalar que la parte mundana del "cuerpo de Cristo" es mayor en número que los fieles del Señor Jesús. Pero Jehová dice: No temáis manada pequeña, porque al Señor le ha placido daros el reino.(Lucas 12:32). Una realidad dura y no agradable, pero es fin, una realidad.

La gracia de Dios es diferente al magnetismo satánico o mundano. Si la gracia de Dios reposa en ti porque a causa de tu apego a la justicia, rectitud y verdad Dios la ha hecho reposar en ti, se da el siguiente caso. Un injusto te ve y habla consigo diciendo:
"No estoy de acuerdo con ese en nada, pero hay en él un no se qué , que no puedo explicar"
Así, ese injusto te mostrará una cara de desprecio para esconder la admiración que siente por ti y que no llega a comprender por qué te admira al mismo tiempo que te desprecia por tus principios. Él no sabe que ese (no se qué) es la gracia de Dios.

En cambio, cuando un justo ve la gracia de Dios en ti, se goza grandemente. Así que todo lo que acontece es plan de Dios. El mundano carismático y de arrastre de las multitudes es un modelo, el creyente cristocéntrico es el otro modelo. Todo aquel que decide seguir a Cristo verá estos dos modelos para que se cumpla la escritura en Isaías que dice:
"Engruesa el corazón de este pueblo, y agrava sus oídos, y ciega sus ojos, para que no vea con sus ojos, ni oiga con sus oídos, ni su corazón entienda, ni se convierta, y haya para él sanidad. (Isaías 6:10).

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