Santo Domingo, República Dominicana. 12-Enero-2013
En un letargo profundo,
se encontraba mi alma ingenua,
de sufrimientos y penas, llena,
cual enfermo moribundo.
Y tan sólo en un segundo,
tu luz vino a despertarme,
tu sangre vino a salvarme,
de la cárcel de este mundo.
¡Es mío! Exclamó el dragón.
Disputando con Jehová vehementemente,
y para demostrarlo,
aquí tengo como prueba sus cadenas y grilletes.
Y Jehová le dijo:
¿No es éste un tizón arrebatado del incendio?
¡Que el Señor Jehová te reprenda satanás!
¡Apártate de él porque yo soy su dueño!
Mi Señor le dijo:
Este es un tizón arrebatado del incendio.
¡Que el Señor Jesús te reprenda satanás!
¡Apártate de mí, porque yo tengo dueño!
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